martes, 17 de abril de 2012

20000 leguas de viaje al subconsciente.

Nunca te arrepientas de algo que ya has hecho, sólo te provocará dolor.
Es una de las máximas que me he aplicado todos los días de mi vida. Aunque parezca, a priori, extraño o de una persona de mente fría, se podría decir que en el devenir de los años he aplicado mi regla rigurosamente; es más, encuentro enriquecedores todos mis errores e intento sacarles el máximo partido, siendo cada vez más previsora con mis acciones y convirtiéndome, por desgracia, en una persona más fría.

Estos últimos días me ronda un pensamiento, una sensación perdida y, sobretodo, una pérdida.

Posiblemente la única vez que he tomado una decisión puramente racional, fue cuando no debía tomarla. Y más aún, valorando la sucesión de hechos totalmente irracionales a los que me llevó después dicha decisión.

- A ver, no nos asustemos, que no he matado a nadie - me digo a mí misma - la simple verdad es que he cometido un error. Un error de los que hacen época. Y lo peor es que en el fondo de mí, siempre supe que algún día tendría que aplicarme el sermón de ‘no arrepentirse’ por este motivo.
- ¿Y qué piensa hacer ahora Doña Perfecta? ¿Alguna manera de enmendarlo?
- Psssss… ¡Y yo qué sé! Ya perdí aquel tren…
- ¡Uf símil ferroviario, rebosas ingenio! Pues que sepa Doña Perfecta, que los trenes tienen rutas y siempre vuelven a su partida o a su destino.
- Sí… La vida es cíclica y nos da más oportunidades de las que creemos y merecemos.
- Así mejor… ¿Qué harías si el tren parara en tu puerta esperando que esta vez sí te subieras?
- Cagarme de miedo por no cagarla.
- ¡Qué pueril!
- Si pudiera subir, viajaríamos por aquella ruta que ya estaba construida. Es más, estaría mejorada y con las vías lubricadas. Y no habría punto de partida, ni estación de destino PORQUE de los errores se aprende y parafraseando a Nietzsche ‘Lo que no me mata, me hace más fuerte’.

Algún día haré una lista de mis máximas, sobretodo para que nunca se me olviden ni a mí.

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